TENGO
LA SABIDURÍA DEL CONDENADO A MUERTE
Tengo
la sabiduría del condenado a muerte:
No
tengo cosas que me posean.
He
escrito mi testamento con mi sangre:
“¡Confiad
en el agua, moradores de mis canciones!”.
He
dormido ensangrentado y coronado con mi mañana...
He
soñado que el corazón de la tierra era mayor que
Su
mapa
Y
más claro que sus espejos y mi cadalso.
He
creído que una nube blanca me
Ascendía,
Como
si yo fuera una abubilla con el viento por alas.
Y
al alba, la llamada del sereno
Me
despierta de mi sueño y de mi lenguaje:
Vivirás
en otro cadáver.
Modifica
tu último testamento.
Se
ha retrasado la fecha de la segunda ejecución.
¿Hasta
cuándo?, pregunto.
Esperaré
a que mueras más.
No
tengo cosas que me posean, respondo,
He
escrito mi testamento con mi sangre:
“¡Confiad
en el agua,
moradores
de mis canciones!”
Y
yo, aunque fuera el último,
Encontraría
las palabras suficientes...
Cada
poema es un cuadro.
Pintaré
ahora para las golondrinas
El
mapa de la primavera,
para
los que pasan por la acera, el azufaifo
y
para las mujeres el lapislázuli...
El
camino me llevará
Y
yo le llevaré a hombros
Hasta
que las cosas recobren su imagen
Verdadera,
Luego
oiré lo genuino:
Cada
poema es una madre
Que
busca a su hijo en las nubes,
Cerca
del pozo de agua.
“Hijo,
te daré el relevo.
Estoy
encinta”.
Cada
poema es un sueño.
He
soñado que soñaba.
Me
llevará y le llevaré
Hasta
que escriba la última línea
En
el mármol de la tumba:
“Me
he dormido para volar”.
Y
llevaré al Mesías zapatos de invierno
Para
que camine como los demás
Desde
lo alto de la montaña hasta el lago.
Mahmud
Darwish
No hay comentarios:
Publicar un comentario